La higiene oral meticulosa a diario es la base para conseguir salud oral y evitar la aparición tanto de caries como de enfermedad periodontal, y si ya lo han hecho evitar su progresión.
El control de placa consiste en la visualización de la placa bacteriana mediante el uso de colorantes, denominados como reveladores de placa, siendo el más utilizado los comprimidos de eritrosina, que sin ningún efecto secundario nos localizará por tinción aquellas zonas que acumulan placa bacteriana y por tanto el cepillado no se ha realizado o ha sido ineficaz. Se utilizan sin restricción de ningún género dada su inocuidad, y para ello se disuelven los comprimidos en la boca con la saliva, dando vueltas por todas las zonas orales y a continuación se realiza un enjuague con el fin de arrastrar la placa que no esté realmente adherida, pudiendo visualizar a continuación teñidas de color rosa, las zonas donde se debe mejorar la higiene oral.
Para eliminar la placa bacteriana de forma mecánica, la técnica más conocida y utilizada y considerada imprescindible es el cepillado dental. El objetivo del cepillado es interferir en la formación de la placa por encima de las encías y debajo de las mismas hasta 1 o 2 mm., además eliminamos los restos de alimentos y las tinciones de los dientes.
Se han descrito numerosas técnicas de cepillado para eliminar la placa, sin que ninguna de ellas haya demostrado de forma definitiva ser superior a las demás, ya que la eficacia de cualquier técnica depende sobre todo de la motivación del paciente. En nuestra consulta recomendamos cualquiera de las dos siguientes:
El método rotatorio, consiste en aplicar movimientos suaves de rotación sobre las caras externas de toda la dentición, mientras que sobre las superficies oclusales se realizan movimientos antero - posteriores .Es la técnica recomendada en niños por su sencillez.
El método de encía a diente, consiste en realizar movimientos verticales desde la encía al diente , tanto en la parte superior como en la inferior. Tiene el inconveniente de requerir cierta destreza para realizarla correctamente.
El cepillado es imprescindible realizarlo después de cada comida principal o ingesta de alimentos y antes de los 10 minutos posteriores, sea cual sea el momento del día, y sobre todo si son azucarados. Especialmente meticuloso debe de ser el cepillado nocturno antes de acostarse, sobre todo en los niños menores de 7 -8 años a quienes les será realizado al menos este cepillado por sus padres, ya que no tienen la habilidad suficiente para realizarlo de forma correcta.
Es muy difícil determinar un tiempo para el cepillado, ya que depende en gran manera de la destreza manual del que lo realiza, pero podríamos señalar como término medio entre los 3 y 5 minutos como mínimo para que la higiene oral sea completa. Un cepillado rutinario de unos 2 minutos de duración sólo elimina el 50 % de la placa, persistiendo la otra mitad que rápidamente volverá a crecer.
El cepillo dental debe ser siempre de cerdas blandas o muy blandas y nunca duras, ya que contrariamente a lo que se piensa " no por ser más duro, cepilla mejor". Las cerdas nunca serán naturales, sino sintéticas de nylon y calibradas , con la dureza y forma redondeada deseadas que no dañarán la superficie del esmalte. La cabeza será más bien pequeña y el mango rígido, largo y angulado con el fin de alcanzar zonas de más difícil acceso. El cepillo de dientes conviene que sea lavado a fondo con agua corriente después de su uso , secándolo a continuación.
El cambio del cepillo lo determina el deterioro de sus cerdas, cosa que habitualmente ocurre alrededor de las 6 semanas, no debiendo nunca exceder el tiempo de uso de los 2 meses.
Los cepillos automáticos o eléctricos han demostrado ser muy útiles para las personas con poca destreza manual y cuyo cepillado de la forma convencional es muy poco eficaz en el control de placa. Están especialmente recomendados para personas que por sus minusvalías físicas o psíquicas no pueden realizar un cepillado de forma correcta.
Los dentífricos son sustancias destinadas a complementar la acción mecánica del cepillo dental en su misión de eliminar la placa bacteriana de las superficies dentales, interdentales y gingivales.
En su composición podemos encontrar de forma habitual en casi todos ellos sustancias abrasivas, espumantes, humectantes, perfumes, edulcorantes y colorantes, que suelen servir de base para vehicular otras sustancias terapéuticas .
La seda dental es un accesorio de higiene oral, consistente en un hilo o cinta, cuyo fin es el de eliminar la placa bacteriana de las caras dentales que miran al espacio interproximal. Se cortan unos 25 cm. de seda que se tensan con los pulgares y se sujetan habitualmente con los dedos índices, y se va deslizando la seda por las caras dentales que miran al espacio interproximal, con movimientos deslizantes desde la encía hacia el extremo del diente. El uso de la seda dental debe iniciarse junto con la erupción de la dentición definitiva, es decir, a partir de los 6 - 7 años de edad.
Se pueden encontrar diferentes tipos de hilo dental: encerado, no encerado, parcialmente encerado, impregnados en aditivos mentolados y fluorados.
La cinta dental es más ancha que el hilo, y es muy interesante para eliminar la placa bacteriana en los espacios interdentales amplios, pero será bastante difícil de utilizar en sectores donde los dientes estén muy juntos.
Los cepillos interproximales se utilizan para eliminar placa bacteriana y restos de alimentos cuando existen espacios interdentales muy amplios, en los que conseguir una buena higiene con el uso del cepillo de dientes sólo, resulta prácticamente imposible. Es imprescindible su uso en pacientes con enfermedad periodontal tratada para evitar la progresión de la misma y prevenir la aparición de caries interdentales y radiculares. Es muy importante insertarlos entre diente y diente con una inclinación de 45 º y no de 90 º como muchas veces se hace, ya que de esta manera se daña la encía de estos espacios. Existen cepillos interproximales de muy diferentes marcas, tamaños y formas, debiendo tomar aquella opción que sea más apropiada en cada paciente.
Los irrigadores orales o instrumentos de chorro de agua pulsátil, son muy eficaces para disminuir la inflamación gingival, ya que su acción elimina y diluye la placa bacteriana.
Su uso es especialmente útil en portadores de aparatos de ortodoncia fija y prótesis fijas y férulas. El chorro de agua se puede regular en intensidad y detener en un momento dado, y tiene la ventaja de poder vehicular las sustancias farmacológicas que deseemos añadir al agua. El chorro se dirige especialmente a aquellas zonas donde la higiene mediante cepillado sea más dificultosa, como espacios interdentales, zonas externa de molares superiores, zonas difíciles entre aparatología, etc..
El control de la placa bacteriana por medios químicos puede ser una vía para paliar el fracaso relativo de los métodos mecánicos de higiene oral.
Se ha demostrado que en ausencia de bolsas periodontales, una solución de clorhexidina al 0,2 % es eficaz en la prevención del crecimiento de la placa bacteriana en superficies dentales limpias, y su efectividad se prolonga durante 8-10 horas después del enjuague, ya que se consiguen reducciones de placa entre el 45 % y el 55% .Es muy útil en el control de placa bacteriana después de cirugía oral o periodontal , en los casos de ulceraciones aftosas y en pacientes disminuidos físicos o psíquicos.
El problema de la utilización rutinaria de la clorhexidina son las manchas pardas que tienden a formarse sobre los dientes, el aumento del cálculo supragingival, y las alteraciones del sabor, que aparecen después de utilizarla una temporada.
Además de la clorhexidina, hay otras sustancias antiplaca como los aceites esenciales, el triclosán, la listerina, la sanguinaria, compuestos de amonio cuaternario, sales de cinc, enzimas, benzoato sódico, etc.. que son muy utilizadas en colutorios, irrigantes, geles y dentífricos para el control químico de la placa.
Se recoienda el uso de todos los colutorios sin alcohol en su excipiente, ya que se ha comprobado que en pacientes fumadores, con bocas sépticas ( muy sucias), y predisposición personal, puede favorecer la aparición de lesiones leucoplásicas de la mucosa oral, que son el paso previo para la aparición de posibles lesiones degenerativas.
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